La maravilla de SER
Sí, es cierto: hay emociones. Y algunas son "buenas", otras "malas", eso dicen algunos, sobre todo se dice que son malas cuando uno llora y siente el pecho oprimido, y buenas cuando sonríes y tienes ganas de reír. Pero hay algo más allá de todo esto: ¿son buenas? ¿son malas? Pues no. SON. Y me atrevo a afirmar con seguridad que ninguna duele: el malestar que podemos generar con algunas de ellas, por ejemplo la melancolía, sólo surge de nuestra propia resistencia a sentirlo. ¿Qué importa que se nos lleve la ola? No pasa nada... no hay peligro de nada. Basta con dejarse... sin más. Todo viene y se va. El problema viene cuando intentamos escaquearnos de vivirlo, se van acumulando cosas, y cada vez opones más resistencia... uff, resulta agotador sólo imaginarlo.
Observa a un niño pequeño: cuando le viene, lo vive. Sea lo que sea. Quizá se angustie a veces, porque aún no es capaz de vivirlo con la calma que después puede aprender a adquirir. Pero al menos no guarda nada. Si no guardamos nada, y además le damos la bienvenida a toda emoción, sea la que sea, sin prejuicios, ¿acaso puede doler? La respuesta es NO. Ésa es la clave. La maravilla del SER, a diferencia de lo que a veces se cuenta por ahí en algunas corrientes espirituales -malas interpretaciones del budismo, quizá-, no es eliminar lo que sentimos: es SENTIRLO en su momento. Cuando ya has sentido lo que viene... ¿qué queda? La emoción se disuelve. Sola. No seguimos dándole vueltas, ya no se transforma en mental. No se trata de pensar en la emoción, sólo vivirla.
La maravilla del ser.
No pienses en SER.
SÉ.
Está dedicado a una ser humano maravillosa que hoy apareció por clase engullida por sus propios pensamientos... aunque creyó que los secuestradores eran sus sentimientos.
Bati.Mistic
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